Dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportaría (1 Corintios 10:13).
Satanás desea que nos consideremos incompetentes, sin valor y abandonadas por Dios. Sin embargo no importa lo grave que sea la situación, la presencia de nuestro Padre Celestial no nos abandonará. Nunca estaremos solas.
¿Recuerdas que cuando nuestro Señor estuvo en la cruz lo rodeó una densa oscuridad? ¿Sabías que, aun en medio de aquella oscuridad, él no estuvo solo, sino que su Padre lo acompañaba? «En esa densa oscuridad, se ocultaba la presencia de Dios [...] y sus santos ángeles estaban a su lado. El Padre estaba con su Hijo. Sin embargo, su presencia no se reveló» (El Deseado de todas las gentes, cap. 78, p. 714). Amiga, ¿no es maravilloso saber que nuestros sentimientos y emociones no condicionan el amor, la presencia y la dirección de Dios? No importa cuántas experiencias negativas hayamos vivido, nuestra actitud ha de ser la misma de la escritora estadounidense Mary Gardiner Brainard: «Prefiero caminar con el Señor en la oscuridad, que sola en la luz».
Hace algún tiempo oí a un predicador decir que muchas veces Dios permite que nuestros sueños y ambiciones sean deshechos para que su perfecto plan se cumpla en nuestras vidas. Tengo que admitir que después de mudarnos a nuestro nuevo hogar, algunos de los sueños que al principio abrigué se han desbaratado. Aun así, reconozco que los planes de Dios para mi hogar son mejores que los que yo podría haber ideado. Es por ello que he decidido entregar al Señor el control de mi vida, sabiendo que a su debido tiempo él hará posible todo lo que sea mejor para mí.
¿Se han truncado algunos de tus sueños? ¿Acaso te sientes sola y con miedo? ¿Te parece que el peso que descansa sobre tus hombros es más grande que tus fuerzas? Entonces te invito a que nos sentemos a los pies de Jesús. Acudamos a él cada día, cada hora, cada instante que nos sintamos desfallecer. Él ha prometido consolarnos y sostenernos. Entrégale tus sueños y tus esperanzas y permite que él los convierta en algo hermoso. Recuerda su promesa: «No te desampararé ni te dejaré» (Heb. 13:5).
Descansa al saber que no importa lo que suceda en tu vida o la forma en que te sientas, ¡nunca estarás sola!